LA VOZ AMERICANA DEL ULTRAISMO
Adepto de las vanguardias en todas sus manifestaciones, colaboró activamente en todos los movimientos y publicaciones de la literatura argentina, siendo uno de los renovadores de la revista Martín Fierro, que propugnaba una cultura americana autónoma. En 1924 redacta el manifiesto de la revista Martín Fierro, que agrupa a los poetas más novedosos del momento entre ellos, a Borges. Oliverio Girondo, milita en los movimientos vanguardistas del postmodernismo, fundamentalmente en el ultraísmo. Contribuyó a la trayectoria de revistas que difundieron el ultraísmo, como Proa, Prisma y Martín Fierro. Atraído por las posibilidades expresivas del lenguaje, escribe una poesía retórica y aforística.
Oliverio Girondo nace en Buenos Aires el 17 de agosto de 1891, en el seno de una familia adinerada que trató de proporcionarle una esmerada educación en importantes centros educativos europeos. Cursa estudios en el colegio Epsom de Londres y en la Escuela Albert le Grand de Arcueil, cerca de París, de la cual fue expulsado al arrojar “un tintero a la cabeza del profesor de Geografía –según nos cuenta su amigo Ramón Gómez de la Serna-, porque habló en su lección de los antropófagos que existían en Buenos Aires, capital del Brasil”. A su regreso a Buenos Aires inicia sus estudios del Derecho y su actividad literaria. Viaja por varios países europeos. En Madrid participa en la famosa tertulia del Pombo y recorre gran parte de España en burro y en diligencia: Toledo, Sevilla, Granada, Algeciras, Guadix, Valencia... En 1934 establece una gran amistad en Buenos Aires con Pablo Neruda y Federico García Lorca. En 1943, después de una larga relación, contrae matrimonio con Norah Lange. Al inicio de los cincuenta, guiado por su interés por las artes plásticas, hace su incursión en la pintura con una marcada tendencia surrealista. Un grave accidente sufrido en 1961 le deja disminuido durante los últimos años de su vida. Oliverio Girondo muere en Buenos Aires el 24 de enero de 1967.
En 1922 publica su primer libro de poemas, Veinte poemas para ser leídos en el tranvía. Al año siguiente se publica en España su segundo libro de poemas Calcomanía. Seguidos luego por Espantapájaros (1932), Persuasión de los días (1942), Campo nuestro (1946), En la masmédula (1956), en el que su audaz búsqueda experimental llega al límite, sin abandonar por ello su peculiar y penetrante humor, y Topatumba (1958). Y como dijo el poeta argentino: “Abandoné las sombras, / las espesas paredes, / los ruidos familiares, / la amistad de los libros, / el tabaco, las plumas, / los secos cielorrasos; / para salir volando, / desesperadamente”.
Francisco Arias Solis
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