Segunda y no me tire las cenizas sobre la alfombra, por favor: Emulando la insólita función del inolvidable portacorbata de la Corte de Luis XV de Francia, cuya única actividad diaria era la de abrocharle y desabrocharle la corbata diminuta al monarca ídem, el Rey Francisco XV de Portugal, con intenciones de no ser menos, ideó la figura del atacordones sin saber que su particular iniciativa lo condenaría a dormir con los botines puestos durante cinco años.
Fue cuando a Francisco XIX, sentado en el primer atardecer de su flamante trono, se le ocurre la idea del desatacordones. A partir de entonces, todos los Franciscos venideros de Portugal, pudieron dormir sin transpirar la gota gorda en sus mullidos aposentos.
Ya estamos de vuelta, estimado lector, y hágame el favor de quitarse esas pantuflas. Qué van a decir los vecinos que lo están mirando.
* (N. del A.): Josefino Socotroco (1911 – 1944, Remedios de Escalada):
Antropólogo, paleontólogo, historiador, periodista, empleado administrativo, policía de tránsito, cantante, chofer de la línea 69, cartero, portero de un cabaret y finalmente se inventó político.
Dedicó toda su vida a la naturaleza del ser humano y también al ser humano que, en ocasiones, uno podría encontrar en la naturaleza.
Su obra es tan vasta como tarada: “Los gorriones tienen más carne en sus patitas que un buda en su panza de cerámica” (1933), “Los caramelos de menta que hay sobre la mesa de luz se pueden llevar pero no roben los ceniceros, toallas y jabones, muchas gracias” (1938), “Las palomas mensajeras de ayer son las mismas palomas mensajeras de hoy porque no quieren salir de sus jaulas” (1941), “¿Dónde dejaste la pelela marrón, abuela querida?” (1942), “No aguanto más a mi jefe que además es pelado y gordo” (1943), “El que no compra este libro es un británico” (1944), y finalmente, ya muerto publica “Ay, mamita querida” (1948).
© ® Juanca Vecchi
Esquina de Octubre y 2006. |